lunes, 28 de enero de 2013

TEATRO Y PSICOLOGÍA. Entrevista al actor Juan Caballero


Encontrar una relación entre teatro y psicología es algo que resulta tan simple pero a su vez muy complejo. Primero, resulta simple, porque el teatro es una representación de la vida misma, donde tienen lugar emociones y conductas de personas que nos atrevemos a observar desde el patio de butacas.  En segundo lugar, es complejo, porque hablar de psicología en el teatro es algo obvio: hay unas personas que se ponen las máscaras de otras, bajo las que triunfan, fracasan, sufren, ante unos focos cegadores. ¿Por qué es complejo entonces? Porque resulta difícil desligar dos términos que están tan unidos.
El objetivo del arte teatral es emocionar y conmover. La actuación dramática consiste esencialmente en la expresión y la transmisión de las emociones de los actores y sus personajes, de donde se desprenden a su vez las emociones de los espectadores. La representación de las emociones es un elemento central del trabajo del actor.
Si resulta complejo desligar los dos términos, al menos es de mi interés conocer cuál es el estado psicológico del actor, ante la complejidad de reacciones emocionales intensas que les toca representar. He considerado por tanto, que contar con el testimonio de alguien que lo vive en primera persona podría resultarnos muy interesante.
Juan Caballero es actor. Ha trabajado en teatro, en cortometrajes y ha participado puntualmente en series de televisión. Juan es un actor que se entrega en todos los papeles que hace, y exprime y disfruta de cada una de las oportunidades que le brinda su profesión. De lo poco que conozco de él, os puedo contar que es generoso, honesto, humilde y un soñador. Vamos a conocerlo un poquito más con esta entrevista, y aprenderemos lo que supone trabajar en la interpretación. Estoy convencido que Juan tendrá un hueco importante en el mundo artístico, sino, tiempo al tiempo.

Juan, lo interesante y divertido en la profesión de los actores es “jugar a ser otros”. ¿Qué recursos utilizas para meterte en la piel de tus personajes? 
Como bien dices la cuestión en esta profesión es "jugar", el claro ejemplo de ello son los niños y su facilidad para pasar de ser un médico a un astronauta en cuestión de segundos en sus ratos de ocio.

Hay muchas maneras de acercarse a los personajes, desde el análisis exhaustivo del texto, a la creación del mundo que le rodea: imágenes, situaciones… pasando por la experimentación (puedes convertirte en ese personaje que buscas simplemente con el descubrimiento de cómo camina o que ropa utiliza).
Lo importante es estar abierto, esponjoso a lo que sucede a tu alrededor, confiar en el director y en tu intuición…
En cuanto a la parte emocional, ¿cómo vive el actor ese cúmulo de emociones que no le son propias? ¿Te afecta de alguna manera a tu propio estado emocional?
Hay actores que tienden a llevarse el personaje a casa, a vivir con él durante el tiempo que lleva el rodaje o los ensayos, como es el caso de Daniel Day-Lewis. Para mi, es al acabar la función cuando dejas la ropa del personaje, sus objetos y lo vivido a través de él para volver a tu vida. Creo que siempre hay poso de las cosas que le pasan, somos humanos, pero como hablábamos antes también es un juego por lo cual es más sano saber cuando parar.
¿Alguna vez has terminado una obra y te has quedado mal por lo que le ocurría a tu personaje? ¿Resulta fácil despegarse de las ‘pieles’ de tus personajes?
La verdad es que no es tan complicado como puede parecer, siempre hay un pequeño tiempo de reajuste, de volver a tu ser. La mayoría de veces lo que les ocurre a los personajes va más allá de nuestra realidad cercana y esa segunda "piel" es como el maquillaje que desaparece en el camerino.
Juan, tú tienes experiencia en teatro, habiendo trabajado en diversas obras. ¿Cómo es la relación con el público? ¿Qué sientes al recibir respuesta inmediata de lo que les trasmite tu personaje?
Para mí el teatro es un subidón, es imposible no sentir la presencia del público en el patio de butacas. La reacción a todo lo que sucede en escena, la emoción, la risa… todo llega de vuelta al escenario en forma de energía. Al público hay que sorprenderle, pero hay que cuidarlo también, hay que hacerle sentir que esto que sucede en escena es única y exclusivamente para él. Yo cuando voy a ver otras obras de teatro es lo que espero, que sean generosos y entregados conmigo… a día de hoy no todo el mundo se gasta su dinero en una entrada y hay que darle algo que merezca la pena su esfuerzo.
Además de aportarles tu físico, ¿qué otras cualidades le aportas a tus personajes? ¿De alguna forma están influenciados por tu personalidad?
Evidentemente uno intenta aportar todo lo que está en su mano. El personaje que creas tiene todo de ti: tu físico y tu manera de ser. Sólo hay que saber explotar que partes tuyas son las que necesita ese personaje. Todos tenemos nuestra parte buena, nuestra parte agresiva, violenta, divertida… Y el quid de la cuestión está en "jugar" con esa parte llevándola dónde el personaje y el texto requieran.
¿Qué te aporta trabajar como actor?
Para mí, trabajar de actor es un reto diario, es una aventura que no sabes dónde te va a llevar. Supongo que me hice actor por querer "vivir" otras vidas, por las ganas de expresar lo que soy y lo que tengo de una manera creativa. El oficio de actor no es sencillo, y requiere mucha fuerza de voluntad, mucho tesón y mucha confianza para no dejarse influenciar por lo que diga la gente (toda profesión artística es muy subjetiva en cuanto a las opiniones de la gente); pero a la vez tiene algo de maravilloso que es saber que lo que haces llega de una manera u otra al espectador que acude a ver tu obra. El aplauso final es siempre esa palmadita, ese reconocimiento que engancha y que hace que quieras volver a meterte en la piel de ese personaje cuanto antes.


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